Conocí las ilustraciones de Michael Leunig en una de esas tiendas baratas de libros de segunda mano en Australia, hace ya algún tiempo. Me senté un buen rato a ojear sus dibujos con una sonrisa, como si le conociera de toda la vida. Seguí luego su trabajo en la prensa diaria y puedo decir que me viene a la cabeza al menos una de sus viñetas para cada una de las situaciones que he vivido, y ya voy peinando canas. Poesía y sensibilidad sin artificios. Fue una buena compra, guardo sus libros con muchísimo cariño y los revisito de vez en cuando. Hoy, a propósito de la insólita situación que vivimos, me gustaría compartir algunas de ellas.
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