Como viene siendo habitual en los últimos años, la exposición itinerante con las imágenes ganadoras de las distintas categorías del prestigioso concurso Wildlife Photographer of the Year, aterriza en la sala de exposiciones del Colegio Oficial de Arquitectos. Se puede visitar hasta el 9 de diciembre de 2019 en Madrid o hasta mayo de 2020 en la sede del Museo de Historia Natural de Londres, en el barrio de South Kensington.
Estamos ya acostumbrados a ver imágenes de fotógrafos españoles entre las premiadas y finalistas de los concursos más distinguidos del mundo, lo que supone siempre un estímulo adicional a la hora de disfrutar de la muestra. Podemos decir bien alto que muchos de los fotógrafos de naturaleza de nuestro país se encuentran entre los mejores del mundo dentro de cada especialidad, y el número de entusiastas de la vida salvaje no para de crecer gracias al trabajo de divulgación de cientos de asociaciones y colectivos fotográficos a nivel local y nacional.
Este año, por citar algunos, tenemos premiadas imágenes del gallego Luis Vilariño, del barcelonés Joan de la Malla, del biólogo afincado en Ecuador Jaime Culebras, del alicantino y especialista en ecosistemas acuáticos Ángel Fitor o del miembro de la asociación Portfolio Natural Uge Fuertes. Y no solo debemos sentirnos orgullosos de la capacidad de estos artistas para captar instantes insólitos con sus cámaras, también me gusta siempre recalcar la labor de divulgación y de concienciación que ejercen muchos de estos fotógrafos y los colectivos a los que pertenecen en el respeto y la conservación que debemos procurar de cualquier espacio natural y de las especies que allí conviven.
Aunque la exposición es siempre magnífica, la calidad de las imágenes no deja de crecer y cada año hay hueco para más de una sorpresa, solo por señalar alguna pequeña mácula, tengo que decir que echo en falta imágenes de nuestros maravillosos espacios naturales. Casi siempre que veo las fotografías premiadas en los certámenes más prestigiosos del mundo, no puedo disimular cierta desilusión al comprobar que la mayoría de las imágenes han sido captadas en Costa Rica, Hawai, Australia, Islandia, Indonesia, Madagascar, en fin, que me gustaría que perdiéramos ese irracional complejo que nos hace pensar que tenemos que viajar lejos para conseguir fotografías espectaculares. Algún día me gustaría ver mi cara iluminada con una gran sonrisa al contemplar en alguna de estas muestras que las imágenes premiadas han sido hechas en nuestra espectacular costa cantábrica, en las profundidades marinas de las Islas Canarias, en los imponentes paisajes de los espacios naturales del Pirineo de Lleida o en los humedales del sur peninsular. No siempre hace falta recorrer miles de kilómetros para encontrar lo que buscamos.