Me dio una temporada por intentar buscar fotógrafos que hubieran realizado algún reportaje sobre la Mafia. Como es de suponer, lo más parecido a una fotografía que se puede encontrar de un mafioso de verdad es la de su ficha policial. Lo que yo quería era comparar el retrato que nos ha dado el cine y la literatura de ese oscuro y hermético mundo con alguna imagen real, averiguar cuánta distancia hay entre esas ficciones más o menos edulcoradas, inspiradas en muchos casos en personajes reales, y la dramática realidad que no conocemos, más allá de los relatos de algunos autores y periodistas como Roberto Saviano, que viven ahora amenazados por su temeraria osadía. La descripción imaginaria que yo tenía me viene de la trilogía de Coppola, de las sanguinarias escenas en las películas de Takeshi Kitano sobre la Yakuza, de la serie Los Soprano o de la caricaturesca familia D’Amico en Los Simpsons, con Tony «el Gordo» y sus matones. El acercamiento a la realidad lo hice de la mano de los relatos de Saviano y los artículos de Jake Adelstein. Luego, descubrí por fin el trabajo gráfico del fotoperiodista belga Anton Kusters, que pasó dos años en Tokio acompañando en el día a día a uno de los clanes de la organización en la capital nipona, y además con permiso (no me preguntéis cómo lo consiguió). En 2011 se publicó el libro Odo Yakuza Tokyo, con parte del material que obtuvo durante la experiencia.
Nunca llegué a conseguir el libro, se agotó muy rápido en sus dos ediciones, y los ejemplares que veo a la venta de segunda mano en internet tienen un precio desorbitado. En fin, si más adelante se lanza una nueva edición estaré atento para no quedarme sin él, me gustaría tenerlo, es un trabajo interesantísimo y con una estética muy sombría. Mientras tanto, y aprovechando estos días en los que nos podemos poner al día con series y películas atrasadas, me la voy a jugar con dos series cortas italianas (2 temporadas), La mafia uccide solo d’estate, con un tono amable al más puro estilo Cuéntame, y Romanzo criminale, más cruda y cercana al universo Fariña. Ya os contaré si merecen la pena.