Me llegó hace unos días el libro Hyperborea: Stories from the Artic de la fotógrafa Evgenia Arbugaeva. Ya conocía su trabajo y había visto esas mismas imágenes en su página web, pero ahora que nuestro contacto con las realidades del mundo nos llega siempre a través de una fría pantalla, yo sigo reivindicando la calidez de lo artesano, de lo tangible. Me gusta el papel y la tinta, su tacto y su olor, el brillo del barniz y el sonido de las páginas al pasar. Disfruto con esos momentos de desconexión digital en los que todo empieza a ir más despacio y me da tiempo a reflexionar sobre lo que tengo entre las manos.
Publicar un libro de fotografía es un proceso lento y caro, y en los tiempos que corren es también un acto de heroicidad. Todos nosotros tenemos una página web donde mostrar nuestras fotografías, algunos tienen además cuentas en redes sociales, escriben blogs, graban tutoriales, participan en podcast…, pero cuando pregunto a cualquiera de mis conocidos qué les gustaría hacer, qué proyecto tienen en la cabeza, todos contestan lo mismo: “me encantaría publicar un libro”. Y cuando alguien lo consigue, me gusta comprarlo. Es una manera de valorar el esfuerzo y el tiempo que ha dedicado esa persona en convertir sus ideas en algo que se pueda tocar, en una pequeña pieza de arte que ocupa un espacio físico.
Según averiguo buscando en internet, el término Hyperborea hace referencia a una lejana región que en la mitología griega situaban en las todavía desconocidas tierras septentrionales. La palabra significa “más allá del norte”. Evgenia Arbugaeva toma prestado ese significado para agrupar algunas fotografías de sus trabajos en el ártico siberiano, reuniendo imágenes de los cuatro porfolios que ha realizado en los últimos diez años: Weather Man, Kanin Nos, Dikson y Chukotka.
Como ya he hablado de esta fotógrafa rusa en otras ocasiones, resumo algunos datos sobre ella: Nació en Tiksi, una pequeña ciudad portuaria en el Mar Ártico siberiano. Su trabajo se centra en retratar las condiciones de vida de las personas que habitan esos remotos parajes alejados de todo. En 2013 ganó el premio Oskar Barnack de Leica por sus imágenes de Tiksi y en 2018 National Geographic financió su proyecto de fotografiar a los habitantes de la costa norte de Rusia. En 2022 presentó junto a su hermano, el director Maxim Arbugaev, el documental Haulout en el que filman los estudios del biólogo Maxim Chakilev sobre los estragos que el cambio climático causa en las colonias de morsas del Ártico.