Una vez al mes, a ser posible en viernes, invito a algunos amigos a casa para ver una película. Todos somos amantes del cine y, por supuesto, a todos nos encanta viajar. La gracia de estas reuniones es que en cada sesión vemos una película de un país diferente, lo que hace más que interesantes los debates que se generan tras el visionado. La semana pasada tocaba Corea, y como últimamente a nadie le apetece tragarse un drama, descarté las soberbias obras del maestro Kim Ki-Duk y seleccioné algo más amable y con ciertas dosis de comedia. La elegida fue Castaway on the moon (Náufrago en la luna) de Lee Hae-Jun.
Como aficionado a la fotografía y arriesgándome a que alguno de mis amigos intente huir por la ventana o me borre de su agenda de contactos, nunca dejo pasar la ocasión de puntualizar los datos que me parecen más relevantes en cuanto a la iluminación, la utilización de los distintos tipos de plano, curiosidades sobre las localizaciones, etc. Esta vez, por suerte para ellos, y aprovechando la circunstancia de que la protagonista femenina del film vive recluida en su habitación debido a ese trastorno denominado hikikomori en Japón y que deriva en un voluntario aislamiento social, sin ningún contacto con la realidad del exterior salvo el visor de la cámara con la que toma imágenes de la luna desde su ventana, nos dio por intentar recordar actores protagonistas que interpreten a un fotógrafo o aparezcan con una cámara de fotos en alguna de sus películas.
Surgieron cantidad de actores y de películas, empezando por los clásicos, David Hemmings en Blow Up de Michelangelo Antonioni o James Stewart en La Ventana Indiscreta de Hitchcock, pero para no aburriros, me quedaré con dos o tres personajes que a mí me parecen bastante singulares. En la película Smoke, dirigida por Wayne Wang en 1995, con guion de Paul Auster, el personaje de Auggie Wren (Harvey Keitel) realiza cada mañana, a las ocho en punto, una fotografía desde el estanco que regenta en Brooklin, entre la Calle 3 y la 8ª Avenida. Todos los días desde el mismo lugar y a la misma hora, y cada día la foto es distinta. No me olvidaré del icónico Robert Kincaid (Clint Eastwood) en Los Puentes de Madison, y de una de sus frases más célebres, que hemos utilizado muchos de nosotros en nuestros escritos: “Yo no me limito a tomar las cosas como se presentan; trato de convertirlas en algo que refleje mi conciencia personal, mi espíritu. Trato de encontrar la poesía en la imagen”. También peculiar el personaje de Amelie Poulain (Audrey Tautou), y el mal rato que pasa siendo pequeña, cuando un vecino le hace creer que está provocando desgracias cada vez que aprieta el disparador de la Instamatic de Kodak que le han regalado.
Recordaréis, como no, a Lenny (Guy Pearce) en la magnífica Memento de Christopher Nolan, y su inseparable Polaroid, que le ayuda a sobrevivir en el día a día, dada su irreversiblemente dañada memoria que le impide recordar quién es y qué es lo que hace. Y una más, quizás sea mi personaje favorito, Buscapé (Alexandre Rodrigues) en Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, y como un ingenuo chaval de la favela más peligrosa de Río de Janeiro, por una serie de casualidades de la vida, ve publicadas sus fotografías en la portada de un diario de tirada nacional.
Bueno, termino ya, y lo hago recomendando Náufrago en la luna y citando una frase de esta original película coreana, una frase contradictoria de ese inquietante personaje femenino y con la que creo que nos podemos identificar todos los que pasamos gran parte de nuestro tiempo aislados en la naturaleza, como solitarios náufragos que exploran un lugar por primera vez, sin más compañía que nuestra cámara: «Cuando termino de trabajar, tengo un hobby, tomo fotos de la luna. Me gusta fotografiar la luna porque allí no hay nadie, y como no hay nadie, es imposible sentirse solo».