La imagen que tengo puesta como fondo de pantalla en el escritorio de mi ordenador es un fotograma de la película Mary & Max del animador Adam Elliot. En ella aparece el personaje de Max Horowitz preparando un pastel de chocolate en la cocina de su apartamento de Nueva York. Los que, como yo, seáis aficionados a las películas realizadas con la técnica de stop-motion, sabéis que se utilizaba tradicionalmente arcilla o plastilina (clay en inglés) para dar forma a los personajes. En la actualidad las técnicas han ido evolucionando y ya se crean esqueletos metálicos articulados y forrados de látex, que permiten utilizar las mismas figuras durante todo el rodaje y ajustar cada pieza más fácilmente colocando imanes en los elementos móviles. Además, el recurso del croma y la postproducción digital ofrecen hoy en día recursos ilimitados a los animadores. A mí me sigue gustando el método tradicional, mucho más laborioso. Los decorados hechos a mano, personajes creados con plastilina, iluminación de estudio y paciencia infinita. Quizá porque las imperfecciones del resultado final me acercan más a los personajes y a sus tramas.
El término Claymation fue acuñado en 1978 por Will Vinton para definir la animación realizada con arcilla o plastilina y, más recientemente, Adam Elliot se ha referido a sus creaciones como Clayographies, mezclando las palabras Clay y Biography. Los que hayáis visto sus trabajos no necesitáis explicación. Os dejo aquí algunas de las pruebas que realiza Adam Elliot de manera artesanal para crear los personajes que luego aparecen en sus maravillosas historias.
A parte de recomendar a todo el mundo la genial película Mary & Max (2009), o los cortometrajes Harvie Krumpet (2003) y Ernie Biscuit (2015), tengo que anunciar la maravillosa noticia de que Adam Elliot lleva tiempo trabajando en un nuevo proyecto que se llama Memoir of a snail y que se encuentra en un estado de producción muy avanzado. Confío en que llegue pronto y espero que os guste el trabajo de este genio de la animación tradicional que sigue emocionando con las imperfecciones de sus personajes. Como la vida misma.
Agradezco a mi amigo Miguel Puche que me haya prestado las pelis de este tío porque me gustan mucho, especialmente Ernie Biscuit, y espero que me preste muchas más.