Lo más difícil en cualquier tarea artística es comenzarla, mirar una hoja en blanco y decidir cómo empezar. Calentar nuestras habilidades, elegir la técnica, sincronizar nuestros sentidos, coger inercia, dar el primer paso. Luego el resultado puede ser bueno, regular o malo, pero una vez que nos damos el primer empujón, las cosas van saliendo poco a poco. En momentos de atasco creativo, en esos días en los que no consigo arrancar algún proyecto o encargo, que no llega el primer impulso de manera natural, recurro, como casi todos, al trabajo de autores y autoras que tanto admiro. Confieso que paso bastante tiempo delante de la estantería del salón, de pie, en silencio, dirigiendo la mirada al lomo de los libros que guardan tantas ideas maravillosas de artistas del diseño, la fotografía o la ilustración hasta que mi mano se lanza a por uno concreto. Esta semana, el libro en el que he buscado algo de energía, un pequeño empujón, ha sido Los días al revés de Pep Carrió, que es uno de mis diseñadores gráficos favoritos, con permiso de Pepe Gimeno. El libro reúne parte de los diarios visuales que comenzó a realizar Carrió en 2007 como ejercicio personal paralelo al trabajo diario en su estudio, sin más pretensiones que plasmar cada día del año, en una página de un diario, alguna idea gráfica, pensamiento o composición, con cualquier técnica y dejándose llevar por ese primer impulso que a veces se nos resiste.
Obligase a uno mismo a crear una pequeña obra diaria es una manera de no dejar que nuestras destrezas se oxiden. Recuerdo que hace tiempo una amiga decidió que iba a escribir todos los días un pequeño texto, a modo de microrrelato, durante un año entero, 365 pedazos aleatorios de su imaginación que, después de un año, crearon un conjunto que justificó el esfuerzo. Me viene ahora la imagen del actor Harvey Keitel en la película Smoke de Wayne Wang, cuyo personaje realizaba todas las mañanas una fotografía desde la esquina de su estanco en Brooklyn. Yo no he tenido nunca tanta constancia ni fuerza de voluntad. El trabajo y las labores cotidianas siempre han sido una excusa para no priorizar mis pasiones artísticas en mi lista de tareas. Los que consigáis sacar unos minutos al día para vosotros mismos, os animo a emular a Pep Carrió, sea cual sea vuestra afición, pintura, literatura, lectura, fotografía… y plasmar en una hoja de papel la primera idea que os venga a la cabeza, día tras día, hasta completar un diario que recoja todas esos pensamientos o conceptos, que se hubieran perdido si no nos hubiéramos detenido unos minutos a plasmarlos en un cuaderno.