Cuántas veces hemos escuchado, sobre todo los fotógrafos, eso de “una imagen vale más que mil palabras”. Es cierto, pero no solo una imagen. Un silencio destapa a menudo la mejor de las explicaciones, una sonrisa revela la complicidad más primaria, un pequeño gesto o mueca puede dar a entender todo un mundo de sugestión. Y sí, una imagen transmite alegría o tristeza, ternura o aversión, compasión o crueldad.
Aprovecho que hablo por e-mail estos días con mi amigo Jesús para recordarle el paso por su localidad (Almansa) de la compañía Kulunka Teatro con la obra Solitudes, su segundo montaje después de André y Dorine. Yo tuve la suerte de disfrutar ambas hace un tiempo en Madrid y, aunque ya os he contado en alguna ocasión lo complicado que es aconsejar a los demás sobre preferencias propias, en esta ocasión y aunque solo sea por la admirable dedicación de Garbiñe Insausti, Edu Cárcamo y José Dault dando vida a cada uno de los entrañables personajes que entran y salen del escenario a lo largo de la representación, está más que justificado.
Tan alto habían dejado el listón con André y Dorine, tratando con extraordinaria sensibilidad un tema como el alzhéimer, que parecía imposible estar a la altura con Solitudes. De nuevo bajo la dirección de Iñaki Rekarte lo consiguen sobradamente. La soledad y la incapacidad de identificar los sentimientos ajenos en las manos, los silencios y los gestos de diferentes personajes que transitan delante de un anciano que solo anhela algo tan sencillo o tan complicado como que alguien le comprenda. Una hermosa reivindicación de las cosas sencillas, de los momentos que nos hacen sentirnos a gusto y la importancia de las personas con las que los compartimos.
Teatro de máscaras, con humor, que te deja con ganas de más y con una carga emocional que invita a la reflexión. Y no os cuento nada más, porque al teatro hay que ir a dejarse sorprender y porque todo lo que me provocó esta preciosa obra, lo hizo sin palabras.
Sin duda alguna, poder disfrutar de estas dos obras maestras, es algo por las que te estaré eternamente agradecida. Gracias por compartir con tanta generosidad tu buen gusto, sensibilidad y conocimientos.
Te atrevas a aconsejar o nó, yo iré con los ojos cerrados, oídos tapados o muda si hace falta, a descubrir aquello que puedas sugerir. Hay paisajes fotográficos que nos traes como en un frasco que conserva la frescura del momento, pero en cuanto a los paisajes emocionales y la poética de la experiencia, también nos retratas momentos que se viven a través del arte los otros. Gracias ?