GÜILAS, RECUERDOS DE INFANCIA

Un pasito más en mi viaje por el mundo audiovisual en busca de esas piezas hechas con infinito cariño en cualquier parte del mundo. Os hablo hoy de un emotivo proyecto del fotógrafo costarricense Sergio Pucci, reconvertido esta vez en cineasta para volver su mirada a los recuerdos de la infancia, a todas aquellas pequeñas aventuras, travesuras, correrías, andanzas, conquistas, que se quedan grabadas en nuestra memoria y endulzan esos ataques de nostalgia que a veces sacuden nuestro equilibrio emocional sin previo aviso.

Cabin in the wata. Güilas, de Sergio Pucci.

Güilas no es más que una forma coloquial y cariñosa de decir “chavales” en algunos lugares de Centroamérica. Y de eso se trata, de plasmar la inocencia con la que entendemos el mundo cuando tenemos 7, 8 o 9 años de edad, de buscar complicidad en las situaciones en las que nos hemos podido sentir identificados en nuestro particular viaje al pasado. Sin alardes, sin actores profesionales, pero con toda la autenticidad que ofrecen niños y niñas reales, sin formación actoral, de cada una de las zonas de Costa Rica en las que se sitúan los ocho cortometrajes que componen esta agradable propuesta.

Me dejó. Güilas, de Sergio Pucci.

El título de cada una de las historias, de unos 10 minutos cada una, hace referencia a una canción típica costarricense. Recordando mi puerto, Cabin in the wata, Amor de temporada, Despedidas, … y a su vez narran diferentes situaciones ficticias inspiradas en las diabluras que Sergio Pucci recuerda haber vivido con sus amigos de la infancia. Ambientadas además en ocho lugares distintos del país, nos transportan a la cultura y los paisajes de cada una de las provincias de este paraíso.

Amor de temporada. Güilas, de Sergio Pucci.

Como fotógrafo, Pucci deja su huella en unas esmeradas y preciosistas imágenes que, unidas a ese motor tan poderoso para contar historias que es la nostalgia, hacen que el conjunto funcione y que la energía fluya de manera adecuada a lo largo de todo el metraje sin necesidad de entrelazar las historias entre sí ni de narrar nada en concreto, solo hacernos testigos de lo cotidiano, de esas rutinas que, vistas desde los ojos de un niño se convierten en inusuales aventuras y en inolvidables recuerdos de la infancia.

Esta entrada fue publicada en Recomendaciones. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *