WILLIAM TURNER, PAISAJES IMPOSIBLES

Siempre es un placer visitar galerías fotográficas en busca de emociones fuertes y exposiciones interesantes. También creo que todos disfrutamos cuando tenemos la oportunidad de pasear entre obras de arte por los pasillos del Prado, del Louvre o de otros grandes museos. Es cierto que a veces uno se siente abrumado con tantos lienzos alrededor, la mayoría mostrando retratos de personajes o acontecimientos históricos que, en muchos casos, no reconozco. Mis reducidos conocimientos de historia me limitan mucho a la hora de opinar sobre una pintura, así que me conformo con valorar la destreza artística del autor y dejarme envolver por la magia de las obras que me gustan, que me transmiten buen rollo o que generan algún tipo de respuesta emocional.

Norham Castle, Sunrise, 1845. © J. M. W. Turner

Como amante de la fotografía de paisaje, siempre echo en falta más exposiciones o galerías que apuesten por este género. Una de las cosas que siempre me preguntaba cuando empecé a visitar galerías de arte es porqué se relegaba a un segundo plano este tipo de obras, cuál era el motivo para considerar el paisaje como un género menor. No entendía que las revistas de fotografía llenaran sus páginas con soberbios retratos, con fotografía social, con fotoperiodismo, con eso que llamaban fotografía de autor y que, por aquel entonces, yo no acertaba a interpretar, y que no publicaran ni una sola fotografía de paisaje. De hecho, en más de una ocasión en que intenté presentar algún proyecto a los editores de revistas de fotografía, fui cortésmente invitado a abandonar sus despachos con excusas de lo más variopintas. Estaba claro que el paisaje en fotografía no se consideraba “artístico” ni a los que apostaban por ello se les distinguía como fotógrafos “creativos”. Dos cualidades imprescindibles para ser valorado.

Lake Lucerne, 1841. © J. M. W. Turner

Afortunadamente y como diría Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Gracias al trabajo de algunos colectivos y de un puñado de fotógrafos, muchos de ellos españoles, que apostaron por dignificar el género, ahora podemos disfrutar de imágenes de paisaje en galerías de arte, en museos, en la portada de revistas fotográficas, etc. y nos atrevemos a opinar sin ningún complejo sobre lo artístico de la fotografía o sobre la visión creativa del autor cada ver que contemplamos una maravillosa panorámica colgada de alguna pared o impresa en las páginas de algún libro. Y no solo eso, este sufrido ascenso de categoría dentro de los subjetivos peldaños por los que se mueven las obras de arte, ha hecho además que afloren diferentes subgéneros como el paisaje industrial, el paisaje urbano, el arquitectónico, la fotografía aérea, … que abren todavía más el abanico de posibilidades para los que sentimos verdadera pasión por este tipo de imágenes. Ahora no sabría ubicar el momento exacto en el que la fotografía de paisaje se ganó el calificativo de “género mayor”, pero lo más difícil ya está hecho y me encanta pensar que cada vez que salga de viaje y me pierda por las calles de cualquier ciudad en busca de alguna exposición interesante, encontraré seguro más de un paisaje colgado de las paredes de la galería, del museo o de la sala de exposiciones a la que decida entrar.

Margate after Sunset, 1840. © J. M. W. Turner

Por el título de la entrada, ya habréis averiguado que mi intención no era hablar de fotografía, así que intentaré corregir el rumbo. Antes de que se inventara y popularizara la fotografía, la única manera de inmortalizar una escena concreta era plasmándola lo más fielmente posible sobre un lienzo. Al principio se valoraba al artista en función de su capacidad para conseguir el resultado más fiel posible, de su habilidad para representar con sus pinceles las cualidades demandadas por el mecenas de turno. Luego, con el tiempo, y gracias a unos cuantos maestros, muchos de ellos españoles, que decidieron dotar a sus obras de un estilo personal e intentaron transmitir a través de sus pinturas sus inquietudes, emociones o, por qué no, sus sueños, llegaron diferentes modos de representar la realidad y de convertir una pintura en una obra de arte. Al igual que ha pasado en el mundillo de la fotografía, el paisaje se consideró durante mucho tiempo como un género menor, algo que hacían los principiantes para entrenarse y mejorar sus destrezas. Si bien no puedo situar con exactitud el momento en que la fotografía de paisaje se ha empezado a valorar, sí que puedo recordar el día en el que me cansé de admirar pomposos retratos de nobles, reyes, emperadores y conquistadores varios, y me dejé cautivar por la forma tan inspiradora de representar un espacio abierto sobre un lienzo. Fue con las obras del maestro británico Joseph Mallord William Turner, en una de mis visitas turísticas a Londres, en la National Gallery, contemplando esos paisajes imposibles con un tratamiento de la luz y del espacio que me hizo pensar si esa genial forma de plasmar una determinada realidad sale sin más de la mente del artista o si es necesario haber sido tocado por alguna fuerza superior.

El Redentore y Giudecca, Venecia, Colección Thyssen-Bornemisza. © J. M. W. Turner

Turner nació en 1775 y murió en 1851. Mis favoritos son los oleos que pintó en la década de 1840 y muchas de sus acuarelas anteriores. Se adelantó a corrientes artísticas como el impresionismo que llegaron años después y su afición por los escenarios naturales le hicieron valedor de una gran reputación como paisajista. Su manera de plasmar la atmósfera de los lugares que visitaba y su carácter agrio y misántropo sirvieron a muchos críticos para especular con una posible demencia. Yo no soy quién para juzgar el estado mental de los demás, así que me quedo con su maestría, sus paisajes y su capacidad para transmitir sensaciones que nunca había sentido con otros artistas. Gran parte de sus obras están custodiadas y conservadas en la Tate Gallery de Londres. No estoy seguro de cuantas de sus obras se pueden ubicar en España. La única que he podido ver in situ es El Redentore y Giudecca, que pertenece a la Colección Thyssen. El Museo del Prado acogió la muestra Turner y los maestros en 2010 con obras procedentes de diferentes colecciones.

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Una respuesta a WILLIAM TURNER, PAISAJES IMPOSIBLES

  1. Clara dijo:

    Muy acertado, como siempre. Gracias Miguel por tu mirada ? y generosidad.

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